Embutidos Ibéricos
Los embutidos ibéricos son una pieza fundamental de la dieta mediterránea. Aunque es el jamón de bellota el que tiene una fama más importante fuera de España, la realidad es que es tanta la variedad de embutidos obtenidos del cerdo, que quedarse sólo con el jamón de bellota o la paleta de bellota sería un error. Los embutidos ibéricos se tratan de piezas de carnes picadas de las tripas del cerdo que se condimentan con distintas hierbas aromáticas y especias como pimentón, romero, ajo, tomillo jengibre… Tan sólo el jamón que se obtiene de las patas traseras de los cerdos y las paletas que se obtienen de las delanteras no proceden de las tripas.
¿Qué son los embutidos ibéricos?
Lo que diferencia la calidad de un embutido ibérico respecto a otro que no lo es, es que el cerdo ibérico es de raza pura y está criado en libertad en las mejores deheses arboladas, además se alimenta de bellotas de calidad y puede moverse libremente. También su proceso de curación es más lento y de mayor calidad.
¿Cómo conservar los embutidos ibéricos?
Lo ideal para conservar los embutidos ibéricos es dejarlos colgados con su pieza entera en un lugar fresco de 15 a 20 grados, bien ventilado y oscuro. La luz no debe nunca incidir en ellos.
¿Tipos de embutidos ibéricos?
Existen una gran variedad de embutidos, pero su calidad siempre vendrá marcada por la denominación de Bellota: Chorizos, Salchichones, Morcillas, Morcones, Lomos, Salami o Mortadela son algunos de ellos. Hay un embutido ibérico que no se obtiene del cerdo: el queso. Este lo podemos encontrar de distintos tipos: según su proceso de curación: Queso Curado, Semicurado o Tierno, o el animal de su procedencia: Queso de Cabra, de Vaca o de Oveja.