Quesos
Un catálogo de buenas viandas que se precie no puede estar de ninguna manera completo sin incluir un producto tan característico de la cocina española como es el queso, en sus múltiples y sabrosas variantes. Ya sea consumido como si fuese un embutido ibérico más o como acompañante o condimento de las más variadas recetas, este derivado de la leche cuyos orígenes se remontan miles de años sigue siendo muy importante tanto en los restaurantes como en las cocinas de las casas.
El queso es un tipo de alimento elaborado a partir de leche cuajada de oveja, cabra, camello u otros mamíferos. Se suele consumir como si de otro embutido ibérico se tratase, pero también se puede presentar de tantas maneras que sirve como condimento u ingrediente para muchas recetas.
Entre las formas más habituales está el queso fundido, el queso rallado, el queso en rebanadas o huntable. Además, de esto también se puede clasificar el queso según el tipo de curación: fresco, semicurado o curado.
¿Cómo se hacen los quesos?
El proceso de elaboración de los quesos tiene como materia prima esencial la leche de las hembras de animales mamíferos, especialmente vacas, ovejas y cabras. Dicha leche debe cuajarse, es decir, solidificarse, generalmente siendo hervida, y separada del suero. Posteriormente viene el conjunto de técnicas que dan a cada variedad de queso su toque particular, como la fermentación a través de bacterias, el salado y añadido de especias, o el llamado “añejamiento”, por el que los quesos no frescos son curados durante un determinado tiempo.
Tipos de quesos: Quesos italianos, quesos gallegos, quesos asturianos...
Entre los diferentes tipos de que quesos que se pueden encontrar, hay que decir que la mayoría de variedades se pueden clasificar según el tipo de curación, en quesos frescos, semicurados, curados o mohosos, como los quesos azules tipo Gorgonzola, Roquefor o Cabrales. Pero también se suelen diferenciar por su origen geográfico, como por ejemplo los quesos manchegos, italianos, asturianos o franceses.