Quesos de Oveja


El Queso de Oveja es junto al Queso de Vaca y al Queso de Cabra uno de los tres tipos de quesos más consumidos en el mundo. Los Quesos de Oveja son los más cremosos de los tres mencionados y se suelen presentar para huntar. El queso de oveja es ácido, mantecoso, granulado y salado, e incluso en algunas ocasiones picantes.

Si se presenta de forma tierna se elabora a partir de leche pasteurizada, mientras que si se presenta de forma seca pasa por un proceso de maduración.

Aunque en términos totales el queso de oveja no tenga una producción tan masiva como el proveniente de leche de vaca, la tradición quesera española no se puede entender sin las variedades provenientes de la cabaña ovina. Quesos curados como el zamorano, el riojano de los cameros, o el Pata de Mulo; las tortas fermentadas de Extremadura, como las de la Serena o el Casar o por suepuesto, los internacionalmente conocidos quesos manchegos, dan buena fe de la variedad y calidad de nuestros quesos de oveja.

A nivel nutricional, es importante destacar que el queso de oveja tiene una menor cantidad de lactosa que los quesos hechos con leche de vaca, por lo que es mucho más digestivo. También es una fuerte muy interesante de diferentes sales minerales (principalmente calcio, pero también hierro, zinc o fósforo), así como de acidos grasos omega 3 y ácido linoleico, esenciales para una dieta sana desde el punto de vista de la prevención de enfermedades cardiovasculares, inmunológicas y tumorales.       

¿Cómo se hace el queso de oveja?

El proceso de elaboriación de este tipo de quesos pasa por diferentes fases, como son el el tratamiento de la leche de oveja, su coagulación, la separación del suero, el calentamiento y las diferentes fases finales, que dependerán del tipo de queso del que estamos hablando y que pueden ir desde el prensado, el salado o el madurado (que puede ir desde el curado del queso zamorano hasta el fermentado de los azules o de las tortas extremeñas).

¿Con qué comer el queso de oveja?

El queso de oveja, por su sabor y textura cremosa (debida en gran medida a la ya señalada menor cantidad de lactosa), combina perfectamente con diferentes tipos de alimentos, como el tomate, el aceite y las aceitunas en una combinación claramente mediterránea, las confituras y frutas dulces, como las pasas y las uvas o, sencillamente, con unas tostadas de pan y un buen vino tinto.

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